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miércoles, 2 de marzo de 2011



Es una línea extraordinariamente fina la que separa el lujo versallesco de la arrogancia más obscena. Marcas como Rolls-Royce y Bentley saben llevar sus creaciones hasta ese límite sin caer en el excesos (salvando esas raras excepciones que hacen la regla), pero Mansory... Mansory es Mansory, y su obsesión con querer rizar el rizo termina más veces que no en desastre. Véase el caso de su nuevo Vincerò d'Oro, una revisión de su Veyron de los 2,2 millones de euros que con los ojos cerrados podríamos situar en los rebosantes garajes de la aristocracia árabe o los más pujantes hijos del poscomunismo.

Frente al Linea Vincerò presentado en Ginebra 2009, que tenía un buen pase para haber salido del taller del preparador alemán, la versión d'Oro se distingue por dejar toda la fibra de carbono de su carrocería totalmente al descubierto, y añadir varios detalles de aspecto dorado (que no necesariamente de oro) para darle ese toque hortera que incomprensiblemente tanto ansían algunos clientes. Las llantas han sido realizadas en una aleación especial que les da un aspecto áureo, y las planchas de fibra de carbono utilizadas en el exterior (no nos preguntes si sustituyen a los paneles originales o si son un emplaste como los típicos de Mansory) llevan entremezclados filamentos de cobre para destacar aún más a las puertas del Mall Of The Emirates.
Pero si su exterior te parece una cuestión de pura apariencia, no te pierdas el habitáculo, rebosante en cuero dorado, fibra de carbono y más LEDs que un árbol de Navidad. Mansory ha hecho bien eliminado el logotipos de Bugatti también en el volante, y es que no creemos que los de Molsheim quieran sentirse demasiado relacionados con el Vincerò d'Oro. Otros, sin embargo, están dispuestos a pagar millones por él, como el desconocido propietario que ha encargado este one-off. En fin, tampoco es que podamos decir a nadie cómo ha de gastar su dinero...